Desde la invención del fonoautógrafo en 1857, la evolución del registro y reproducción del sonido ha estado fuertemente ligada al desarrollo de nuevos materiales utilizados para almacenar esta información sonora. A mediados del siglo pasado, la aparición del disco de vinilo supuso una revolución comparable a la que hemos vivido en los últimos años con la aprición de los formatos digitales de audio. A pesar de haberse visto superado técnicamente, el tradicional disco de 33rpm sigue despertando el interés de muchos usuarios, y en torno a él siguen desarrollándose innovadores proyectos como los que recogemos en este artículo.
Amanda Ghassael es una investigadora americana especialmente interesada en fabricación digital, nuevos materiales, y el desarrollo de interfaces físicas para la manipulación de medios digitales. Uno de sus proyectos explora las posibilidades de la fabricación aditiva para imprimir discos de 33rpm a través de la estereolitografía (STL).
El siguiente vídeo muestra todo el proceso de fabricación del disco y cuenta con algunos de los archivos de audio que se han podido reproducir. En Instructables se pueden encontrar un análisis detallado del proceso de desarrollo, el código y archivos 3D descargables.
En su último proyecto, Amanda utiliza el corte láser para grabar los patrones de audio sobre sustratos de madera, acrílico y papel, aunque espera que el proceso pueda adaptarse a otros materiales base.
En este línea, el grupo sueco Shout Out Louds presentaba hace pocos meses una edición especial de su single Blue Ice: un kit formado por un molde de silicona y un bote de agua destilada. Vertiendo el agua dentro del molde e introduciendo el conjunto en un congelador, los usuarios obtenían un disco reproducible con un tocadiscos común. La utilización de agua destilada minimiza la formación de burbujas de aire en el disco. El resultado, en este video:
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